No aguanto a los milenials

Los miembros de generación milenial (nacidos entre 1980 y 2000) me resultan muy irritantes, salvo honrosas excepciones. Además de ser unos inmaduros que siguen viviendo en casa con sus padres y encima contentos, tienen dos características que me ponen enferma: utilizar anglicismos sin ton ni son y creerse los más originales de la galaxia.

Lamentablemente para mi salud mental, el otro día llegó a mis manos un artículo de una revista que no pienso citar, baste con decir que es de esas que te dan gratis con el periódico, titulado «Síndrome de Tinderella, el placer de ligar sin más…». Aclaro que las tinderellas son las cenicientas de Tinder, según la pava que se ha atrevido a firmar el texto. En una palabra, insufrible además de machista. Al parecer no hay tinderellos. Y ya se que la culpa es mía por leer cualquier cosa, pero es que soy partidaria de conocer al enemigo. La estrategia militar requiere mucho sacrificio.

El artículo en cuestión, entre otras muchas sandeces, incluye un «glosario de horrores sentimentales 3.0». Ni en mis peores pesadillas se me hubiese ocurrido semejante cosa. El caso es que la periodista de raza (es ironía, que nadie se engañe) describe tres «neologismos sentimentales», a saber, ghosting, cushioning y haunting. Espero de corazón que tenga sarpullidos en las yemas de los dedos después de escribir estos «palabros».

Al parecer, el ghosting consiste en que ligas con alguien y de repente desaparece sin más. Lo que antes se llamaba «polvo mágico»: ahora follamos y luego desaparezco. La autora del reportaje (le doy este calificativo por pura bondad) dice que se trata de algo que «no es nuevo en el fondo, pero sí en la forma». Es decir, en vez de no volver a verte nunca más y evitarte, que era lo que se hacía hasta ahora, lo que voy a hacer es no contestarte al whatsapp y borrarte de Facebook. ¡¡¡¡Ohhhh, qué novedad en el comportamiento humano, cómo cambian las cosas!!! En inglés, eso sí.

El cushioning consiste en que te tengan en el banquillo en reserva. También muy original. Hace años a la gente que hacía eso se le llamaba Butaterm (calienta pero no quema) en referencia a unas estufas de gas catalíticas. A la mayoría os habrá venido a la cabeza otro término mucho más grosero y además machista. Yo no lo pienso poner.

Finalmente, tenemos el haunting, el «reverso tenebroso del ghosting» dice la payasa del reportaje. Consiste en que «la persona a la que no interesas y que ya no aparece por tu cama esté siempre al acecho de tu vida virtual». Lo que viene siendo un cotilla de toda la vida.

No me gusta esta generación. Usan términos en inglés de cosas que han pasado siempre como si fueran sus descubridores, viven con los padres, son infantiles, no saben vivir sin teléfono u ordenador, se aburren fácil, el concepto de esfuerzo ni les suena, tienen «amigos» a los que no han visto nunca, no leen, no compran periódicos, hacen «botellón»…

Y ya se que esto es generalizar. Pero hago lo que me da la gana porque soy de la generación X y todo el mundo sabe que somos mucho más libertarios, listos, altos y  rubios que los milenials a los que sustituirán los miembros de la generación Z. Estos fijo que dirán las mismas sandeces pero en chino o así. Me voy a ir a vivir al monte. Sin teléfono, sin internet, sin televisión. Únicamente yo y mi mal carácter. No necesitamos a nadie más.

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